domingo, 27 de septiembre de 2009

La mitad de los pobres del país son niños y adolescentes

( Informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino)
Los menores sufren tres veces más los estragos económicos que las personas mayores de 60 años. La falta de estabilidad laboral de sus padres es la principal consecuencia. Esto les genera bajos niveles de desarrollo físico, intelectual y social, entre otras cosas.

Las cifras y los porcentajes son fríos cuando se refieren a personas. Mucho más aún, son fríos, cuando indican condiciones de vida de los que menos tienen y sufren más carencias y necesidades diariamente. A pesar de las cifras que indican un descenso de la pobreza en el país, según el último informe del cuestionado Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en Argentina, la mitad de los pobres son niños y adolescentes, y las cifras alarman y son dolorosas.
La pobreza incide en los niños y adolescentes, más de tres veces de lo que incide entre las personas mayores de 60 años.
De acuerdo a los resultados difundidos del último estudio del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), la concentración de la pobreza entre los menores tiene consecuencias muy graves porque el daño que la marginación provoca en el desarrollo físico, intelectual y social de una persona se potencia cuando actúa en los primeros años de la vida.
Según el investigador en jefe del Idesa, Jorge Colina, el problema de fondo que explica esto es la informalidad laboral, porque los hogares con hijos se hacen más vulnerables con un ingreso que hoy puede existir y mañana tal vez no.
Los asalariados informales constituyen una población vulnerable a caer en la pobreza que, según el Indec, alcanzó al 13,9% de la población urbana de la Argentina durante la primera mitad del año. “En el norte del país, el índice de empleo en negro es mucho más alto que el promedio del país”, recuerda Colina. Y en Tucumán, la situación es grave: el 47,2% de los asalariados (unas 104.600 personas) no fue registrado por sus empleadores.
“Venimos advirtiendo que entre el año anterior y este 2009, ha crecido el nivel de empleo de baja calidad. Pese a que después de 2002 la economía creció a un ritmo del 8% anual, en la Argentina no se pudieron generar empleos de calidad suficiente, bien pago y sustentable a los vaivenes económicos”, afirmó Eduardo Donza, investigador sobre Trabajo y Desigualdad del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Donza destacó que reapareció en el país un empleo de indigencia que se ha corporizado en cuentapropistas o personas que realizan changas de pocas horas, como el caso de los cartoneros. “Esto demuestra que con tener una ocupación no basta para salir de la pobreza”, añadió. Donza no tiene dudas de que la pobreza en la Argentina es superior al 30%.

Cuestiones para revertir
Para Colina y Donza hay algunos aspectos que podrían tenerse en cuenta para revertir esta situación. Ambos observaron que, para combatir la pobreza y la informalidad laboral, el Estado tiene ciertas herramientas para dar vuelta este panorama.
Ambos plantean que, si bien la ayuda social de las políticas públicas son necesarias, no dejan de ser un paliativo para un problema grave como la pobreza estructural. Más importante es combatir la informalidad laboral. Además, señalan que los controles y fiscalizaciones estatales son una parte de las políticas, pero no los más importantes.
Atendiendo a la situación de los menores, los investigadores consideran que se debe promover la terminalidad de la secundaria entre los hogares más vulnerables. También creen que una asistencia universal por hijo contribuiría a achicar la pobreza. Se estima que, en el país, hay dos millones de niños, cuyos padres no reciben una asignación familiar u otra asistencia estatal.


Fuente: http://www.diariolarepublica.com.ar/notix/noticia.php?i=162128

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